Alistar el bolso, acondicionar el mate, buscar algo para compartir y salir a disfrutar de una tarde agradable con el pádel como excusa de reunión. Es lo que hacen cada vez más jugadores y jugadoras que, todos los fines de semana, se vinculan con amigos y nuevas personas en los encuentros sociales que se llevan adelante en muchos clubes de Córdoba y alrededores.
Lo que congrega es jugar al pádel pero, detrás de ello, el motivo principal es el generar relaciones interpersonales y disfrutar de buenos momentos sin la exigencia o el compromiso de competir contra nadie, ni por nada.
Todos los fines de semana, e incluso feriados, los clubes de pádel de la ciudad y zonas aledañas se convierten en puntos de encuentro que reúne a cada vez más personas que concurren con el objetivo de pasar buenos momentos.
Para el psícologo Diego Tachella Prado, este último aspecto resulta destacable ya que permite descubrir que “la felicidad no es una meta indefinible y por lo tanto inalcanzable, sino más bien un estado de bienestar posible de ser comprendido por sus componentes principales”, como los define el creador de la psicología positiva: el sentido vital, los logros, el flow o entrega, las emociones positivas y las relaciones interpersonales.
Carolina Herrera es profe de pádel y organiza eventos en Viva Sports de Mendiolaza. Alli, donde desarrolla su actividad, los encuentros no competitivos reúne jugadoras y jugadores no sólo de esa localidad, sino que recibe a otros desde la misma ciudad de Córdoba, Río Ceballos e incluso, de Villa Carlos Paz, Salsipuedes y Agua de Oro.
Por su parte, Verónica Soria, organizadora en el Club Terrazas Pádel, afirma el valor de los encuentros “para conocer compañeros con quienes después pueden jugar turnos” durante otros días de la semana, al a vez que “afuera de la cancha también se da mucho la parte social. Vienen grupos de amigos o familiares a acompañar” que suman su participación.
Sol Carballo todos los domingos encabeza los encuentros sociales no competitivos en el Club La Roca Pádel y, en cada uno de ellos, rescata “la atmósfera que se crea entre los participantes. El compañerismo, la diversión, el aprendizaje” que se genera entre todos.
Amistades y aprendizaje
Las tres emprendedoras coinciden que, más allá de los turnos regulares que cada quien pueda jugar, los encuentros sociales no competitivos son la oportunidad para aquellos que empiezan a jugar y disfrutar del pádel.
Cada fin de semana, o evento que se organiza, se suman nuevos jugadores que se acercan a conocer, a disfrutar y a jugar sin más presiones que la diversión y la superación personal en hacerlo cada día mejor.
Así es el caso de Paula, que participa en cada encuentro social que puede y que, desde hace casi dos años que se lanzó a jugar “conocí mucha gente desde que empecé, siempre me recibieron con muy buena onda y son relaciones que mantengo actualmente. Se agrandó mucho mi lista de contactos”.
A su vez, Mariana agrega que el encuentro social “rescata el vínculo con personas que tienen las mismas ganas de jugar y compartir” momentos dentro y fuera de una cancha de pádel.
Asimismo, para ella, los encuentros también redundaron en una mayor constancia con la actividad física.
“Empecé a hacer más y eso lo potenció el pádel, las ganas de jugar”, afirma a lo que Paula agrega que “es el ámbito más completo para aprender jugando y divirtíendose”.
El flow, disfrutar el momento
Todas estas sensaciones se pueden resumir en lo que, para el positivismo en psicología es el flow. “Ese momento en el que no tenemos noción del tiempo, no estamos preocupados por lo que tenemos que hacer mañana, ni angustiados por lo que pasó en la mañana en el trabajo; es cuando estamos jugando y fluyendo entre los puntos, el saque, la red y la pared. Cada jugada es un placer, algo completo en sí mismo, sin distraernos, sin pensar en otra cosa”, tal como lo describe Tachella Prado. “Las relaciones interpersonales son uno de los pilares más fuertes de la felicidad, de este estado de bienestar que nos presenta Seligman. Y un poco de eso se trata un club o un encuentro: una convocatoria para el fin de semana en torno a un evento deportivo, un espectáculo como el pádel, compartido y comentado, que puede dejarnos esa sensación de bienestar para toda la semana, o hasta el próximo partido”, concluye.
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