Desde los cambios que obligaron las disposiciones por la pandemia, el padel vive un auge incluso superior a lo que fue su irrupción en los años 90. Clubes y canchas convocan sin parar a personas de todas las edades y género para jugar y divertirse.
Dentro de este contexto, el padel femenino representa una desarrollo importante. “Todas las semanas hay chicas y mujeres que se suman” afirma Carolina Herrera Gómez, profesora de Padel en Viva Sport de Mendiolaza y en World Padel Center, de Río Ceballos, y reciente campeona del Torneo Internacional de Padel Epsilon que se disputó en Quito, Ecuador, entre el 7 y el 10 de Septiembre pasados.
“Lo más importante es que se animen a jugar, a divertirse. Eso es lo primero, porque después uno ve si quiere competir o no. Es fundamental que sea divertido para comenzar”, resalta Carolina.
Sobre este punto, asegura que el impulso del padel femenino se da porque “hay mucha gente jugando. Muchas amigas, mamás de nenes que van a la escuela y se organizan, toman clases o hacen grupos”.
“Quieren socializar, formar grupos de amigos. Todo esto del tercer tiempo, donde más se comparte. Eso es re lindo y poder generar espacios para esa sociabilización. Es un deporte que tiene todo esa parte comunitaria que es muy buena”.
Para Carolina, esta característica “nos une en un montón de aspectos. Tengo muchos amigos que me ha dado este deporte y todavía sigo teniendo. Soy de Mercedes, hace 10 años que vivo acá, y cada vez que voy me junto con mis amigas de padel”.
Además, “No hay edad para jugar. No hay edad para moverse. Obviamente hay limitaciones pero es un deporte sumamente divertido” y recuerda que “el 23 de septiembre pasado tuve un torneo en el WPC y hubo una pareja, Albina y Dora, de 71 y 69 años respectivamente. Era su primer torneo, llegaron a semifinales. Todo el mundo las apoyaba y le hacía la barra en cada partido”.
“Ya se hicieron un grupo, donde se mezclan las edades. Posiblemente ellas sean las más grandes pero se juntan con chicas de 20, 30 o más años. Es muy lindo ver que gente grande se anime a jugar al padel”, puntualiza.
Organizadora de encuentros en Mendiolaza y Río Ceballos –aunque también ya la llaman de otros lugares- Carolina sostiene que “lo ideal es siempre armar torneos relámpagos. Por la logística, por las dinámicas familiares, siempre termina siendo lo mejor” para la convocatoria.
Y, con su experiencia, reconoce que un aspecto complicado que se presenta es “cuando están pasando de categoría y quieren jugar con alguien que juegue un poco más, es difícil armar grupos. Nunca nos tenemos que olvidar que fuimos el que jugaba menos y otro que jugaba más nos hizo la gamba para que aprendamos”.
“Trato de generar lugares de encuentro. Que vengan a jugar y sean espacios totalmente sociales, que jueguen todas con todas”, sostiene como premisa de los encuentros que organiza.
Acá el padel es accesible
Sobre su experiencia internacional, Carolina cuenta que se originó a partir de un torneo que se disputó en abril pasado en El World Padel Center de Río Ceballos y “vinieron parejas de Ecuador. Ahí conocimos a algunos. Y todos los que participamos de ese torneo teníamos la posibilidad de ir a jugar” a ese país.
Carolina jugó en pareja con Valeria Stocchero, y juntas ganaron en las dos categorías que se disputaban. “+30 y +40. En mujeres, había una 3ra de allá, equivalente a 5ta de acá y en el +40, era una categoría cuarta, que sería una sexta de Argentina”.
“En Ecuador no hay tanta gente que juega al padel porque recién hace 5 años que comenzó allá”, remarca en diferencia con nuestro país y, agrega “el padel no es barato. Un turno sale 40 o 50 dólares. Nos dio la sensación que la gente que juega son quienes están muy bien económicamente, a diferencia de acá que el padel es más accesible. Incluso las clases, individuales y grupales, no son accesibles”.
“Por haber ganado en Ecuador, nos invitaron a jugar un torneo en Medellín, Colombia”, cuenta por último Carolina, haciendo planes ya para seguir sumando millas con el padel.
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